El genio torpe

    Sé que correspondía hablar de la jornada liguera, pero hacerlo sería tan fácil como decir que nada ha cambiado. Podría hablar de los cuartos de final de la Champions, aunque con tres de los cuatro partidos decididos en la ida me parece un poco absurdo. En su lugar voy a hablar de uno de las personas a las que más respeto dentro del mundo del fútbol: Raúl González Blanco.

    Ayer ha tapado (sin tener la necesidad) miles de bocas que decían que estaba viejo para esto del balón. A decir verdad lleva tapándolas durante toda la temporada y todos aquellos que se reían de Raúl y de su Schalke a principio de temporada cuando los mineros no levantaban cabeza, callan y rumian por lo bajo. Ahora están asentados, tranquilos en liga y disfrutando de una Champions en la que nadie apostaba por ellos para llegar a estas rondas. Lo mejor del caso es que con la única aspiración de poder meterse en la Europa League pueden centrarse en el partido de semis ante el Manchester sin ningún problema. Y lo mejor es que, como ante el Inter, serán de nuevo los tapados y eso hace que el equipo salga mucho más tranquilo. Ojo, de verdad, con este Schalke.

    Volviendo a Raúl, es un crack y un ejemplo para muchos. Es esa estirpe rara de futbolistas que son fieles a un club hasta que se retiran (o les retira el club, como en este caso). Ofertas millonarias desatendidas, competencia contratada a la que dejan siempre en el banquillo, ejemplo de saber estar en todo momento, jugador que da la cara cuando hace falta... todo son elogios para 'el 7'. Nunca deslumbró por su técnica, ni por ser un 'killer', ni por ser el mejor lanzador de faltas... simplemente es bueno por ganas, por empuje, por corazón. ¿Cuántas veces recordamos haberle visto irse medio a trompicones de un rival?¿Cuántas medio cayéndose? La semana pasada su gol al Inter deja buen ejemplo de ello, dando la sensación de improvisar sobre la marcha todo lo que iba haciendo. Por todo ello digo que para mí es un 'genio torpe' o, si lo preferís, un crack poco vistoso.

    Ahora, diecisiete años después de un mal debut en La Romareda y un golazo en su siguiente partido (contra el Atlético) acapara portadas y elogios a sus casi 34 años. El Schalke tiene nuevo ídolo y nosotros seguimos teniendo el placer de un jugador que hace equipo y que demuestra, para mí, que aún tenía sitio en el Madrid.

¿Os imagináis una final de Champions en la que Raúl le da la victoria al Schalke ante el Real Madrid? No quiero pensar en las caras de Florentino y Valdano, ni en Mourinho diciendo que él le quería en su equipo.

Qué injusto ha sido el balón de oro con él y con Maldini.