Bajan las aguas revueltas por El Sardinero. Las numerosas espantadas de Alí Syed, los malos resultados cosechados por el equipo en las últimas jornadas y los cruces de comunicados y declaraciones por parte del Racing y de miembros del gobierno regional hacen que el ambiente previo al partido contra el Mallorca esté un tanto enrarecido.
La afición, por su parte, ya no sabe qué o a quién creer. Con la imagen del propietario dañada y con una directiva que parece ir sin rumbo el fantasma de la 2ª división se ha incrustado en el interior de todos porque, aunque no se quiere dudar de la profesionalidad de la plantilla, lo cierto es que, casualidad o no, cuando salen noticias de los impagos el equipo no rinde. Así ha sido ante Málaga, Levante y Deportivo y muchos nos tememos que ante los bermellones pueda volver a ocurrir lo mismo, dejándonos en una situación más comprometida de lo que ya es.
Hay que añadir, también, las últimas declaraciones de Marcelino. El asturiano parece haber perdido la ilusión con la que llegó hace unos meses y, además, hay que sumarle que en sus últimas comparecencias invita entre líneas a pensar en su adios a final de temporada. Habla de seguir "si hubiera un proyecto serio", comenta que la opinión sobre el tema de los impagos "la dará a final de temporada"... mal asunto. Parece que nadie está pendiente de lo deportivo y por ahí puede llegar el principio del fin.
Por eso es el momento de olvidarse de primas, de propietarios y de presidentes y pensar en lo que realmente tiene valor, el Racing, y salir ante el Mallorca teniendo una fusión total entre todos (directiva, grada y equipo) para sacar el aprtido adelante. Después ya se verá si el club se vende o si los jugadores denuncian. Eso debe ser un capítulo veraniego paralelo a la recomposición del equipo.
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