viernes, 9 de marzo de 2012

Pequeños equipos de grandes sentimientos

    Un partido de esos que emocionan y se recuerdan en los aficionados durante años. El ManU - Athletic de octavos de final de la UEFA Europe League disputado ayer, y que no pude ver, me va a servir, sin querer molestar a nadie por lo que voy a decir, como punto de partida para lo que voy a tratar.

    Hace un par de días muchos informativos cubrían el masivo desplazamiento de seguidores del Athletic a tierras británicas. Aproximadamente 8000 personas se desplazaban a ver un partido de su equipo en el 'teatro de los sueños'. Grupos que viajaban en autobús con trayectos de más de 20 horas. Gente que ha ido por su cuenta. Peñas organizadas en varios medios de transporte. Cualquier medio de locomoción era válido para ver un partido que llevaban años esperando, ese partido que devolvía a un histórico a la primera plana del fútbol europeo y mundial. Poca gente, ajena al club vasco, veía posibilidades de que el Athletic saliera triunfante de Old Trafford. Pero aún así sus aficionados se desplazaron y han vuelto, o estarán volviendo, con una sonrisa y satisfacción que seguramente tenga más valor que un título.

    Y es que el conjunto bilbaíno sometió a un United que, de no ser por un penal en el 92', vería la eliminatoria tan cuesta arriba como el último tramo de cualquier pico del Himalaya. Los leones disfrutaron del fútbol en estado puro y sus seguidores de un repaso a uno de los más grandes del fútbol mundial. 

    A donde quiero llegar es que a veces ese sentimiento vale más que cualquier título conseguido. Los equipos pequeños y aficionados nos 'conformamos' con pequeñas cosas para los de los 'grandes equipos'. Siendo un poco más exactos diría que no nos conformamos con pequeñas cosas sino que disfrutamos con triunfos parciales de nuestros adorados clubes. Aficionados del Sporting o del Racing viven con más emoción que una final de Champions el día en que su equipo se juega la permanencia. Si la consigue mejor no hablamos de la celebración. Otros disfrutan de ascensos. Unos pocos soñarán toda la vida con gestas como las que consiguieron en su día Numancia o Gimnástica y recientemente el Mirandés. No somos conformistas, ni tenemos una naturaleza perdedora que nos hace disfrutar de casi cualquier cosa. Somos realistas y conocemos las limitaciones de nuestros equipos, cosa que, en muchísimos casos, no son capaces de ver los 'grandes'.

    En mi cabeza circulan, mientras escribo todo esto, el gol de Pineda en Sarriá y el de Moratón en el Sardinero que nos dieron los dos últimos ascensos a primera. El gol de Colsa en el Parque de los Príncipes. Los de Antoñito y Alfaro para mantenernos hace no demasiado contra Osasuna remontando un 0-1. La vuelta de la promoción en 1993 contra el Español en el Sardinero, con un estadio que espero volver a ver así al menos otra vez más. Las lágrimas de rabia por la eliminación en semifinales de Copa con el Getafe o el Atlético. He vivido y disfrutado cada uno de esos momentos con el Racing de Santander y eso no lo cambio por ganar miles de Champions. Si fuéramos un grande no habría pasado por esos momentos y, sin saberlo, los echaría de menos.

    Que vivan los equipos 'pequeños', sus aficionados y todos los que, con trabajo y esfuerzo, hacen que sigan vivos y dándonos alegrías.


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